martes, 6 de octubre de 2015

COMPETENCIA BÁSICA 4... IMPLICAR A LOS ALUMNOS EN SUS APRENDIZAJES Y SU TRABAJO... P. PERRENOUD

Cómo  lograr que los alumnos sean parte de sus procesos de aprendizaje es una tarea que se convierte en competencia de enseñanza de acuerdo al decálogo que P. Perrenoud propone en su libro que se ha venido comentando en el presente blog. Esta cuarta competencia en su contenido manifiesta una inquietud del autor, realmente los niños van a la escuela con ganas de aprender; cierta ocasión por compromiso atiendo a un niño porque no “entendía” a su maestro y se le dificultaban las operaciones con fracciones, en el transcurso de la tutoría el alumno inquieto sólo deseaba que le dijera los procedimientos correctos para resolver los problemas y en nada mostraba interés en conocer cómo o por qué debía realizarlas. Trabajar así con un niño malhumorado, que no le interesaba aprender es algo difícil y frustrante.

Comenta que a pesar de las dificultades persistentes cada vez más de la falta de voluntad de los alumnos por inmiscuirse en su propio aprendizaje, el maestro siempre tiene la esperanza de encontrar alumnos dispuestos a ser participes voluntarios en las tareas que se llevan en el aula, aunque reconoce que otro sector de la docencia ejecutan sus labores sin interesarles los estados de ánimo o disposición de los niños a quienes simplemente les recuerdan que de su futuro escolar. En un país como México muchos infantes no tiene un proyecto de vida, las condiciones de sobrevivencia en las regiones rurales alejada únicamente permiten ilusionarse con mejorar junto a sus familias su precaria situación y la educación no es actualmente la mejor opción ya que en el mejor de los casos se aspira a terminar un nivel de secundaria.

Cuatro competencias específicas para esta competencia general vienen  explicitadas por Perrenoud. Enseguida realizo comentarios del examen que hizo a cada una.

Primera competencia específica

Suscitar el deseo de aprender, explicitar la relación con el conocimiento, el sentido del trabajo escolar y desarrollar la capacidad de autoevaluación del niño

Para adquirir como docente esta competencia que en realidad se integra al menos en su redacción de cuatro elementos: deseo de aprender, su relación con el conocimiento, el trabajo escolar y la capacidad de autoevaluación que se enlazan por sus verbos suscitar, explicitar y desarrollar se requieren dos recursos que el autor menciona como la necesidad de una comprensión y dominio de las condiciones y mecanismos sociales, didácticos y psicológicos para despertar en los alumnos el deseo de saber y la decisión de aprender y habilidades para llevar al alumno a imaginar las prácticas sociales que se ejecutan en la escuela y le serán útiles en su vida y los conocimientos necesarios dominar y que hacen posible esas prácticas (p. 61).

Por un lado se menciona que en las aulas interactúan alumnos con deseos de aprender, los que disfrutan hacerlo no importa que se equivoquen, saben que en la próxima ocasión encuentran la respuesta a sus desafíos o simplemente no sufren por errar en sus ejercicios; pero se reconoce que a algunos individuos el aprender es un esfuerzo que les causa frustración, angustia y miedo al fracaso por no cumplir a veces las expectativas de su familia. Así diferencia a los alumnos: aquellos que tienen placer por aprender y los que pueden tener deseos de saber.

Para lograr esta competencia se proponen dos estrategias: a) crear, intensificar, diversificar el deseo de saber; y b) favorecer o reforzar la decisión de aprender. El que un niño deseé aprender —menciona Perrenoud—, es equiparable a las buenas intenciones de un adulto por adelgazar. Se inicia como proyecto pero a la larga se abandona por diversas situaciones, entre ellas la capacidad de mantener un ritmo porque otros proyectos empiezan a reclamar la atención que además son menos frustrantes y permiten cierto gozo personal al ejecutarlos.

Se recalca entonces que el docente al enseñar debe reforzar la decisión de aprender y estimular el deseo de saber. La escuela debe brindar elementos para lo que se ejecuta en la escuela tenga un significado y utilidad con una práctica social del entorno del alumno.

Segunda competencia específica

Instruir un consejo de alumnos y negociar con ellos varios tipos de reglas y de obligaciones

Perrenoud nos dice que: “El consejo de clase es un lugar donde es posible hacer frente abiertamente a la distancia entre el programa y el sentido que los alumnos dan a su trabajo” (p. 62). En las escuelas operan reglas implícitas, asumidas normalmente, por un lado los docentes ofertan actividades marcadas en los programas y sugeridas en los libros de texto o en guía mal llamadas didácticas que el alumno ejecuta incluso sin haber claridad en ambos lados del fin de dichas tareas.

Es en el consejo de clase donde se podría incidir en cuestiones como el desfase o distancia entre los alumnos y los programas, es una oportunidad incluso que los docentes observaran y propusieran elementos que aliente en sus centros el deseo de saber y en la decisión de aprender. Destaca Perrenoud 10 derechos del estudiante que tradicionalmente son contrarios a los propuestos regularmente en las aulas como el derecho a moverse, a elegir con quien trabajar, a no estar atento… a no gustarle la escuela y decirlo.

Las norma por lo regular van encaminadas a disciplinar a los alumnos, pero se comenta que la indisciplina podría surgir precisamente al no establecerse actividades con sentido para el niño o adolescente… que se lograría con esto, a que el maestro escuche a sus alumnos y tener en cuenta sus palabras finaliza diciendo el autor.

Tercera competencia específica

Ofrecer actividades de formación con opciones

Podríamos decir que en las aulas, los maestros están abiertos a lo anterior y lo realizan de manera periódica, el autor reconoce lo anterior pero en cuatro hipótesis señala que la variedad de acciones le son permitidas cuando 1) no generen conflicto con los objetivos educativos, 2) las ofertan sólo si no complica su labor, 3) son actividades de disciplinas secundarias y 4) se ejecutan si están estrictamente bajo su control y no de otros.

Es una realidad, muy pocas veces se está dispuesto a ampliar el margen de acción dentro del aula y esta propuesta del autor sería una utopía en un sistema tan dirigido como el mexicano. La intención de ampliar las opciones de trabajo es que el alumno u otros actores se involucren y puedan estar satisfechos con sus esfuerzos y vean que la vida escolar no es tan rígida.

Cuarta competencia específica

Favorecer la definición de un proyecto personal del alumno

Cómo lograr lo anterior, primeramente aceptando que cada alumno puede poseer uno. El autor claramente comenta que esta competencia estriba en identificar los proyectos personales existentes, aceptando que algunos no lo tienen y recordando la competencia anterior donde se podría reconocer como un derecho el no poseer un proyecto personal.

Puede tener un niño un proyecto de vida, claro, la cuestión es identificarlo. Cuando visitaba una comunidad en la quebrada del municipio de Pueblo Nuevo en el estado de Durango, Jesús alumno en ese entonces de tercer grado de primaria me platicaba que quería crecer para irse a trabajar al monte y también deseaba poder comprarse una arma para cuando saliera poder defenderse… muy escuetamente mencionaba si es que terminaba la secundaria —en la escuela primaria operaba el programa secundaria en primaria por las tardes— que su mamá quería mandarlo a un bachillerato que estaba a más de 20 kilómetros para que fuera “alguien”, pero ese no era su proyecto.

Así visto es un proyecto muy amplio, en la escuela lo que se trata es de buscar proyectos como el narrado por Perrenoud sobre un alumno que motivado al observar a su padre podría tener como posible proyecto personal el leer las letras pequeñas o al hijo de un tendero el proyecto de sumar cantidades… recuerdo que en la escuela me esforzaba por entender la cantidad de carne que debía despachar por cierta cantidad de dinero tal y como lo hacia mi madre en el negocio familiar con el que nos mantuvo pero que no era de interés del maestro explicarme.

Nos recuerda el texto que los proyectos son frágiles, pueden ser poco coherentes o justificables pero allí radica la competencia, en cogerlos tal como se presenten y cuando se presenten. El alumno que no cuenta con uno, lo más lamentable sería hacerlo sentir mal, es catalogado incluso de violencia emocional el pedirle hacer uno o adherirse a algo que no desea. Es bueno y justificado hacer que el alumno se cuestione pero recordemos que es un derecho no hacerlo… la competencia se acoge a la capacidad del maestro para acompañar a quienes los tienen y con el ejemplo arrastrar a quienes no lo tienen. Comunicación y empatía demanda este aspecto. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario